Cuando me
preguntan que si corto el cabello a niños. Siempre digo que si, por supuesto
contesto, ya que siempre me ha gustado y la verdad, que lo paso bien haciendo
del corte un momento tanto para el crio como para sus padres, lo más
agradable y ameno posible.
Pero no
siempre sale como nos gustaría.
Recuerdo
hace años, un crio al que le había llegado a cortar el cabello de rodillas y el
retorciéndose sobre el regazo de su abuela, otras veces del disgusto que cogían
algunas criaturas, al acabar se dormían del cansancio. Y llegar a probar,
primero en la sillita. Esa que muchos de los que hoy en día me traen a sus hijos
anteriormente habían probado ellos mismos. Y luego al no poder cortarles el
cabello. En brazos de su padre y al final en los de su madre, que normalmente
los tranquiliza más.
Hay de
todo, y no todos son traviesos o movidos, también los hay que ni se mueven. Los
que no te quitan ojo de encima, los que miran de reojo, los que no paran de hablar,
reír o jugar en la silla, y estos a veces también son de campeonato.
Menos mal
que en casi la mayoría de la ocasiones la cosa acaba bien o casi bien. Sobre todo en los cortes que les realizamos. Pero hay
que reconocer. Que cuesta muchísimo Realizar un buen corte, y menos que no nos
quede una patilla sin cortar, o la nuca
que casi siempre queda como queda, o una zona medio acabada.
No hay
más cera que la que arde. Y si, me gustan muchos los niños. Y me encanta
cortarles el cabello. Pero de vez en cuando y como dijo Cantinflas “a mi los pequeños me vienen grandes”
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