Ya me
extrañaba a mí que este señor. Me iba a comprar un producto.
Resulta
que hace unos días un señor de media edad, pero con una pinta de paleto recién salido
de un pueblecito de la España profunda en una película de López Vázquez y Gracita
Morales años 60. Entró en la Barbería a preguntarme por un corte de cabello y
por un producto.
Y el
producto en cuestión era un post shave o un after shsave. Que en este caso y al
ser de mi marca, se llama post shave lotion.
Pues me pregunta el buen señor, que si era para después del afeitado. Y yo
le digo que si. Que efectivamente era para después. Y me vuelve a preguntar si
era para después, pero seguro, Y yo que si, que seguro estaba. Me pregunta que
si era bueno y que cuanto valía. Y yo le contesto y se lo lleva pese a mi gran
sorpresa.
4 o 5
días después el caballero de las piedras. Con boina incluida. Me viene y me
dice que no era para después, que él quería un after, no un post shave.
Yo amablemente
le indico. Ya un pelín mosca. Que post y after era lo mismo. Incluso le muestro
en el ordenador el significado. Y aun así. El en sus trece, que no me quería molestar
pero que no.
Yo ya
hasta los mismos. Le dije que no pasaba nada que le devolvía el dinero y que no
había problema.
Corto no,
lo siguiente. Porqué sería el primero en entender que un señor podría no
entender el significado de una u otra palabra. O que diese cabida a discusión. Pero
que me debata que no era un producto para después. En fin. Si ya lo digo yo. Que
la miel no esta hecha para los burros, y que ni decir tiene que el corte de
cabello ni por asomo. Y aunque hubiese querido yo no le corto, jajajaja. Si es que no podía ser.
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